miércoles, 9 de mayo de 2012

Dia D

Tras tanto tiempo, comienzo a escribir este diario por varios motivos. El primero es para evadirme de todo lo que me rodea durante un rato. Segundo, para seguir creyendo que hay esperanza y, tercero, para que en el caso de que caigamos, nuestras anotaciones sirvan para alguien más.

Recios de Veider.

Así es como nos conocen.  Yo soy Veider. Teniente, para más señas, aunque en este mundo endemoniado ya no sirvan esos antiguos rangos. Aún así, sigo siendo el jefe del grupo, un grupo que a pesar de lo que trajo consigo ese ataque del inframundo, sigue siendo un bloque que no ha sufrido bajas. Por mucho que cueste creerlo, los cinco seguimos con vida.

Estamos ahora mismo en nuestra improvisada base. después del encontronazo con ese demonio enorme.
Tenemos algún herido, pero esperamos que no sea nada grave. Descubrimos que las heridas, sea por el motivo que sea, sanan antes. Y creemos que el tiempo pasa mucho más despacio, puesto que no notamos en nuestros cuerpos su paso, como si se hubiese detenido.  Las armas y armaduras que nos forjó aquel ser que decía estar en contra del ataque de los suyos, son más resistentes que cualquier cosa que hayamos visto, y son eficaces contra los demonios, algo que las escasas armas convencionales que quedan, no. Son de un material que no existe en nuestro mundo, ligero pero a la vez devastador. Aunque no nos fiamos de ese extraño herrero, debemos estarle agradecido.

 Decía Sun Tzu que el arte de la guerra nos enseña a confiar no en que el enemigo no venga, sino en nuestra preparación para recibirle. No en las probabilidades de que no ataque, sino en el hecho de que hayamos preparado nuestra posición para que no pueda ser atacada. Es curioso como un libro de hace tantísimo tiempo, pueda seguir ayudando en estas circunstancias. Lo seguimos al pie de la letra. Se duerme mejor.

Cuando, hace ya quince años, cientos de portales oscuros se abrieron en las principales ciudades del mundo, todas las potencias fueron pilladas por sorpresa. Cuando quisieron actuar ya era tarde y sus armas ineficaces ante un agresor desconocido al que, ante otro nombre mejor, consideramos demonios.

Supongo que todo ser humano debe adaptarse a las circunstancias, aunque estas circunstancias traten sobre convertir todo lo que conoces en cenizas. Todas las grandes ciudades fueron convertidas en polvo y escombros. Ríos, incluso mares, fueron secados. Bosques totalmente devastados. ¿Qué poder puede conseguir algo así? No lo sabemos, pero incluso el cielo se tornó de un tono rojizo pálido perpetuo, que apenas deja entrever el día y la noche.  El aire se nota pesado y cada vez es más complicado ver una flor o un árbol que no tenga indicios de una muerte próxima.

Nosotros éramos miembros de Spectro. Una unidad secreta de operaciones. Cuando el fracaso no era una opción, nos llamaban a nosotros. Sólo 11 personas, entre gobierno y ejército, sabían de nuestra existencia. Nuestro entrenamiento y preparación era muy superior a los Spetsnaz rusos o a los Deltas estadounidenses, fuerzas que cayeron sin apenas oposición..

Al poco de comenzar los ataques, todas las fuerzas del planeta se vieron sobrepasadas. Como digo, las armas convencionales no eran efectivas y en esa época ¿quién sabe manejar una espada o un hacha?
Con el paso de los años, la gente se iba preparando con lo que tenía a mano, como en la edad media. Luchaban con palos o con horcas, con hierros o lo que tuviesen más cerca. Las fundiciones dejaron de crear piezas metálicas para fabricar espadas, mazas y cualquier otra cosa que sirviese contra esos demonios. Pero sucedió lo inevitable. Cuando todo sucumbió al ataque masivo que sufrimos, decidimos que ya no había nada que perder. Decidimos plantar cara sin piedad a las hordas que nadie pudo parar.

 Desde hace años no preguntamos cuantos son los enemigos, sino donde están.

Dios nos guarde.
Buena suerte a todos.

Día 5528 Tras día D.
VDR

1 comentario:

  1. Pero no pares?¡ Por que paras?¡.
    Muy bueno pero sigue¡¡

    Admiradora secreta.

    ResponderEliminar

Deja tu comentario, mortal.